La Alameda Principal de los Chatos
La Alameda Principal tuvo desde comienzos del siglo XIX diferentes elementos decorativos, entre ellos bancos de piedra con espaldares de hierro, según Bejarano Robles, no demasiado cómodos. Además, veintiséis estatuas que recordaban a emperadores romanos adornaban el paseo. Con el paso del tiempo, todas fueron mutiladas perdiendo la nariz y de esa manera pasó a ser denominada la Alameda de los Chatos. Sobre este hecho cuenta con gracia Bejarano, que circularon varios rumores. Unos decían que perdieron la nariz a manos de un extranjero que se quedó sin la suya en un encuentro amoroso. Otros decían que las mismas estatuas se habían quedado sin nariz para no percibir los olores procedentes de la zona cercana de Pescadería. Pero la creencia más arraigada entre los artistas es que se decía que al ser las narices "facciones" había que destruirlas, y eso era lo que algunos hicieron al pie de la letra. A principios de 1849 se libraron 8.000 reales para la reparación de los espaldares de hierro y las estatuas y además, Marín García, concejal del ayuntamiento, regaló al municipio cuatro esculturas de mármol que representaban a las cuatro estaciones. Sin embargo, a pesar de las reformas que se llevaron a cabo, en 1877 el Avisador Malagueño seguía hablando de las estatuas sin nariz y de su posible traslado a la cercana Alameda de los Tristes (Alameda de Colón).
El 25 de febrero de 1877 el periódico publicaba con sorna lo siguiente:
"Es una idea feliz
pues en el mundo no existe
nadie que quede más triste
que el que pierde la nariz.
Y como perdido han
la nariz estas figuras,
allí solitas y a oscuras,
¡qué contentas que estarán!
Yo iré a pasar unos ratos,
si "spleen" (melancolía) llegue a padecer,
al que de hoy más ha de ser
el "Paseo de los Chatos"
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