La Casa de las Siete Cabezas: Leyendas de Málaga
Cuenta la leyenda de Don Álvaro Torres que desafió al alcalde de la ciudad y encontró la muerte por ello
La Casa de las Siete Cabezas dice la leyenda que existió una casa que se hizo muy famosa en el año 1639. Se encontraba frente a la santa Iglesia Catedral, en la Plaza del Obispo pertenecía a Dña. Sancha de Lara Ugarte y Barrientos. Con el fin de recaudar fondos para el hospital de Santa Catalina de nuestra ciudad, se representaba una obra teatral en un teatro que había en lo que hoy conocemos como calle de la Bolsa. Como actores para aquella función estaban los legendarios Luisa Robles y Francisco Correa. En aquella función estaba invitado de forma muy especial el alcalde de nuestra ciudad Don Pedro de Olavarría y su guapa y joven esposa.
Era Don Pedro de Olavarría persona seria y poco querido por los malagueños; a su esposa se le conocían varias aventuras con hombres de nuestra ciudad. Su última aventura era la que mantenía en secreto con el sobrino de Dña. Sancha de Lara, Don Álvaro Torres. Don Álvaro era joven alocado, derrochador y algo pendenciero. Cuando el edil y su esposa entraron al teatro, la función ya había comenzado. Cuando el edil y su esposa entraron al teatro, la función ya había comenzado, por lo que se hubo de interrumpir para que el público saludara y reverenciara al mandatario local. Todos saludaron al alcalde, incluso los actores, ya que aquel saludo se consideraba como un saludo al Rey a través de la persona del alcalde.
Solo una persona no saludó a Don Pedro de Olavarría, este era el joven sobrino de Dña. Sancha de Lara. Todos se percataron del desaire que hizo el sobrino. El alcalde dando un grito ordenó a los golillas que apresaran a aquél insolente y le llevaran a la cárcel. El sobrino de Dña. Sancha sacó la espada y tras batirse con los golillas saltó al escenario continuando su particular cruzada. Allí sobre el escenario profirió ofensas hacia el alcalde y su esposa. Finalmente tras brava batalla el joven fue reducido dejando heridos a varios de los golillas.
El juicio y el castigo de la leyenda de la Casa de las Siete Cabezas
El alcalde, hombre afamado por su crueldad y alentado por su casquivana esposa, celebró aquella noche un juicio sumarísimo en el que se condenaba a morir en la horca a Don Álvaro Torres. Dña. Sancha alertada por los graves acontecimientos, pidió al alcalde clemencia, pero al ver que el salvar la vida de su sobrino era del todo inútil, le pidió que al menos recibiera los auxilios de un sacerdote y que tomara la comunión. Pero el alcalde se negó a cualquier concesión.
Por la mañana, de una reja de la cárcel de la ciudad, que entonces estaba en la Plaza de la Constitución en el conocido Pasaje de Heredia, pendía el cuerpo sin vida del joven. Nadie se atrevió a decir nada, todos temían al duro y bárbaro alcalde. Por la mañana, Dña. Sancha enjaezó los caballos y se dirigió a Madrid para ver al rey Felipe IV. El rey conmovido le dijo: "Señora, si el alcalde ha abusado de los atributos que yo en su día le diere, tendrá castigo en la justa medida a su crimen."
El rey mandó a jueces en secreto para que investigaran el caso de “la Casa de las Siete Cabezas” y tras comprobar éstos la autenticidad de las palabras del Dña. Sancha, se lo hicieron saber al rey. La justicia intervino rápida, pocos días más tardes se montó un patíbulo en la Plaza de la Constitución y allí ejecutaron a las seis personas que habían intervenido en la muerte del joven sobrino, solo la esposa del alcalde se libró, dado que huyó y nunca se supo de ella. Bajo el patíbulo se escribió una frase que decía: “Esta es la justicia del rey, quien tal hace, así lo paga “.
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